Coge un folleto publicitario de los años noventa de cualquier gran tienda de electrónica. Con los precios en distintos colores e imágenes a todo color verás ofertas de scanners, faxes, contestadores automáticos, buscas, cámaras de fotos o navegadores para el coche. Hoy, muchos de estos objetos han desaparecido por completo del mercado o se han tenido que transformar radicalmente para no verse obligados a hacerlo. Y es que cualquier teléfono móvil de los que se comercializa en la actualidad tiene por sí solo servicios que dan soporte a los usuarios en cometidos para los que antes se precisaba de uno de los aparatos antes citados por cada actividad.
Tanto han cambiado las oficinas y la organización de trabajo de los empleados que muchos de los jóvenes que se incorporan hoy al mundo laboral, si se retrotrajeran apenas dos décadas atrás, posiblemente creyeran que, en realidad, lo habían hecho en varios siglos. Veamos algunos de los cambios más relevantes e impactantes.
Oficinas sin papeles
La digitalización y el consumo de papel son dos magnitudes inversamente proporcionales. Tanto es así que hoy las empresas con una mayor integración de la tecnología en sus procesos internos apenas utilizan papel ni otros sistemas y soportes físicos para almacenar la información. Informes grapados, blocs de notas o agendas de trabajo en anillas son cada vez más reliquias del pasado. Incluso las guías de teléfonos o las libretas de direcciones se han convertido, para muchos, en objetos de coleccionista, habida cuenta de lo difícil que resulta ya verlos en una oficina.
En paralelo al auge de la digitalización se ha desarrollado, también, una mayor preocupación por la sostenibilidad y el medioambiente, que ha contribuido decisivamente a que las empresas no solo apuesten por un menor uso del papel, sino que midan el impacto positivo en el ecosistema que tiene esa reducción, convirtiéndolo en una imagen de marca. Y es que, asumámoslo, visitar una oficina y ver que todavía usa enormes archivadores llenos de documentos para almacenar la información transmite una imagen cada vez más negativa sobre una compañía, queramos verlo o no.
Híperconectividad 24/7
Muchos firmarían en ocasiones que su smartphone dejara de funciona para no tener que leer y contestar correos electrónicos o mensajes a cada minuto, pero lo cierto es que la mejora que se ha logrado en la gestión de las comunicaciones a escala global ha sido increíble. Tanto en infraestructura operativa (a través del 5G) como en cuestión del abaratamiento de los equipos, la evolución ha sido tal que hoy en cualquier empresa es fácil comprobar cómo prácticamente todos los empleados cuentan con teléfono móvil, terminal informático propio (sea ordenador portátil o de sobremesa) y tablets.
Esa híperconectividad permite catapultar la productividad del capital humano, que puede atender peticiones de clientes, proveedores y de otros compañeros de trabajo en cualquier momento y lugar, aunque esté en un viaje de empresa a miles de kilómetros de su interlocutor. El problema: que la flexibilidad de horarios y de agendas de trabajo no siempre se puede compatibilizar todo lo bien que nos gustaría con el entorno familiar y personal, pero esperemos que la cosa vaya a mejor en el futuro.
Entornos más colaborativos
En la genial novela de Max Barry llamada ‘La corporación’, ninguno de los trabajadores de una multinacional conocía a qué se dedicaba la empresa ni quién era su consejero delegado, mientras que cada departamento competía abiertamente con el resto para optar al bonus de final de año. La realidad en la actualidad para una gran mayoría de pymes es bien distinta, ya que se apuesta por hacer de las oficinas entornos de trabajo en los que se propicia al máximo la colaboración entre equipos y departamentos.
Una de las premisas básicas cada vez más extendida es la de la transparencia, ya que, de las sinergias, pueden surgir ideas, enfoques nuevos y hasta posibles negocios. De hecho, los programas de intraemprendimiento son una tendencia imparable que está rindiendo grandes éxitos en algunas empresas.
En estas nuevas oficinas, cada vez más techies y healthies, crece el número de sensores inteligentes que regulan de manera automática el nivel de luz o de temperatura. Además, las paredes desaparecen y los diferentes niveles de responsabilidad de una compañía se mezclan en el mismo espacio. Cualquier parecido con lo que puede verse en las películas de los ochenta es pura coincidencia.
El reinado del businesstech
Cada 17 de mayo se celebra en todo el mundo el Día de Internet, recordando cómo la Red ha cambiado para siempre la vida de la humanidad en cualquier faceta que se analice. En el mundo corporativo, la forma de realizar negocios o la simple organización interna de tareas y de responsabilidades se han transformado de un modo tan radical que resulta imposible vaticinar cómo será la realidad de los equipos de trabajo en la próxima década.
Lo que está claro es que la filosofía businesstech ha conseguido erigir un reinado indiscutible, que relaciona directamente la competitividad y el retorno de las inversiones de una organización con su eficiencia digital. La gestión de la comunicación, de los recursos humanos, de las finanzas, de la regulación y los asuntos públicos, de las campañas de marketing o el desempeño de las tareas administrativas: cualquier ámbito que se evalúe se ha visto impactado de lleno por el peso de la tecnología.
Centrándose en la contabilidad, la utilización de soluciones digitales como la que propone Fuell permite automatizar una gran cantidad de procesos que antes requerían de un importante trabajo humano, como la gestión de las facturas. Ahora, una simple imagen tomada desde el móvil computa cualquier gasto, se clasifica, se ordena y hasta se separa el IVA, permitiendo eliminar cualquier posible error humano. Avalada por la Agencia Tributaria, la app de Fuell reduce y facilita el trabajo del CFO y de otros profesionales de la pyme, que pueden destinar más tiempo a actividades que generan un valor añadido real al corazón del negocio. Y, todo ello, a través de una app de fácil manejo y usabilidad, que permite una gestión de la contabilidad en tiempo real desde la Nube, almacenando todo el histórico de gastos en un entorno seguro y confiable.